miércoles, 9 de marzo de 2011

En el país de las maravillas

Vivimos en un país maravilloso, cada mañana cuando despierto y las noticias me dicen que la cosas están cada vez peor, que la delincuencia, el desempleo y las enfermedades están a la orden día, yo nunca me desilusiono, porque sé que todo eso no es verdad, solo son puntos de vista demasiado negativos muy alejados claro, de lo que nuestro país en realidad es: el gran país de las oportunidades. A quien le importa que en el 2009 el señor Memo Ortiz, por ese entonces gober del Banco de México, nos dijera que el crecimiento económico para el 2010 fuera del 2.5% o el 3.5%, y que la inflación podría alcanzar el 4.25% y el 5.25%. Claro que no importo mucho el que estos informes también fueran apoyados no solo por la presidencia, sino también por un tal Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, el cual, además nos dice, y esto muy acertadamente, que para que esto ocurra “es indispensable contar con un entorno en el que las empresas y las familias tengan la confianza de que podrán desarrollarse eficientemente.” Y aun así, nos seguimos quejando, que hoy en día el gasto alcanza para menos, que los precios han subido, que hay menos dinero, que la corrupción, que la delincuencia ¡MENTIRA!, lo que pasa es que como somos un país en desarrollo necesitamos consumir cada vez más, y eso hace que no nos alcance el dinero.

Pero bueno, dejando de lado un momento a nuestro desarrollo (al cual no le vemos cuando se termine por consolidar), hay que hablar del entorno con el cual es necesario contar para el desarrollo de las empresas. Porque si algo es cierto es que nosotros estamos en la situación tercermundista pintada de desarrollo que tenemos porque queremos. No podemos echarle la culpa a papi gobierno, porque él hace todo lo que está en sus sabias manos para que, aunque caigamos, aprendamos. La culpa es nuestra. No me explico cómo poseyendo nuestras riquezas naturales, nuestra privilegiada posición geográfica, nuestros cuerpos de seguridad bien educados y con la profesión de servir y proteger a la comunidad seguimos estancados. Porque no me lo van a negar que ellos trabajan para nosotros, velan por nuestro bienestar. Nuestra sociedad no sería tan armoniosa sin nuestros oficiales, apoco no cuando a un pobre civil se le ha hecho tarde para ir al trabajo y se vuela dos semáforos, un gran oficial de tránsito solo lo deja ir con una amonestación y $50 o $100 menos en su cartera. Claro, es una gratificación por sus servicios.

Pero aun así, cierta organización que se dice llamar Transparency International, en un estudio realizado por ellos mismos en el 2009 para medir los índices de corrupción mundial, insisten en situarnos junto con Perú, China, Bulgaria y otros países que se llegan a perder en el mapa como Surinam, Suazilandia y Macedonia en el lugar número 72 de 180 de los países menos corruptos. Y dicen que en una escala de 1 a 10, donde 10 es lo mejor y 1 es lo peor, nosotros tenemos una percepción de la corrupción de apenas un 3.6, pero venga, hay que estar felices, ya le ganamos a Burkina Faso en algo pues ellos apenas y tienen un triste 3.5.

Además, esto no es nada malo, si ellos nos quieren llamar corruptos por esos resultados, es porque son pesimistas. En cambio yo, nos llamo aceleradores de negocios, porque en otra encuesta salimos premiados con el grandioso segundo lugar en la propensión al soborno para que empresas nacionales o extranjeras puedan operar en el país, lo cual es bueno, ya que de los 3 tipos de mordidas que se midieron, el uso de las palancas para obtener un puesto o un contrato es el más socorrido por nosotros los mexicanos, lo cual no es soborno (hurra, no somos tan corruptos), en segundo lugar preferimos dar una pequeña “gratificación” a funcionarios públicos para que estos aceleren las cosas. Y en tercero, pero no menos importante, se encuentra el soborno que damos a los políticos de alto nivel; claro que tenía que estar en tercer lugar, porque ¿cuántos de nosotros simples mortales tenemos acceso a nuestras divinidades congresiales o secretariales o sindicales?, las cuales solo llegan a tener contacto con el mundo por medio de aquellos titanes que conocemos como las grandes mafias de nuestro país.

Resumiendo, Transparency International define a la corrupción como el abuso del poder conferido para el beneficio propio. Pero lo que ellos no se dan cuenta es que sin este maravilloso sistema, consistente en pasar unas cuantas sor Juanas o uno que otro Miguel Hidalgo para el bien encarado funcionario público, en nuestro país habría mucho menos empresas de las que hoy en día están operando. O que preferirías tu amigo lector, que estemos todos estancados medio año para abrir una tienda de abarrotes, o una guardería, o caerle con mil pesitos y pedir un favorcito o dos y abrirla en un mes. Que a veces ocurren accidentes y algunos salen quemados (y no precisamente los propietarios), eso es algo inevitable, un pequeño precio a pagar por un gran salto a todos esos interminables papeleos. Y por cierto, eso de las palancas por medio de los cuates y la familia, ¿acaso el mexicano no es famoso por ser siempre tan cálido con la familia y amigos?

Yo se que México es un lugar maravilloso, pero solo le hace falta algo, empezar a ser un verdadero país. La gente que aun no se harta de vivir en este lugar maravilloso terminara haciéndolo tarde o temprano y al abrir los ojos, nos daremos cuenta de que los sueños no son tan hermosos como la realidad y entonces empezaremos a formar un verdadero país.

lunes, 28 de febrero de 2011

refutando la de abajo... (la frase)

La vida es como un sube y baja…

¿Qué demonios es eso? ¿Cómo un sube y baja? Hasta donde yo me quede, un sube y baja no nada mas que un simple juego infantil que consistía en una barra de metal larga, apoyada a la mitad en una base y en el cual, cual pasaba ratos agradables con los amigos en el bendito juego sin mas diversión que la de ir hacia arriba y después bajar, y ya. Eso es un sube y baja. ¿Cómo es que la vida se va a parecer a algo así?

¿un curriculum?

Puede que no sea el tipo más listo de un salón, también puede que las ecuaciones integrales no se me den muy bien, también es muy probable que otros sepan mucho más que yo, pero algo es seguro: nadie tendrá nunca las mismas ganas que yo tengo para mejorar y aprender algo nuevo cada día.

A mis 21 años tengo varias cosas de las cuales sentirme orgulloso, aunque no tantas como a mí me gustaría. Crecí en una pequeña población del estado de Tlaxcala, y cuando termine la secundaria logre entrar a la UVM en Puebla. Sé que el salir de un pueblo pequeño para llegar a una ciudad lo pueden hacer muchos pero no todos lo aprovechan, yo aquí sigo. Después de terminar la prepa logre entrar al ITESM campus Puebla para estudiar la Licenciatura en Creación y Desarrollo de Empresas. Confieso que la decisión acerca de la carrera que quería estudiar era un poco difícil, pues todas las disciplinas me gustan. Sentía mucha atracción por estudiar diseño industrial o arquitectura, el ver un espacio y la oportunidad de llenarlo con algo salido de mi propia mente, o mirar un edificio y en mi mente resaltar las formas, hacerle mejoras, hacerlo único. Me inclinaba también a estudiar Derecho, buscar argumentos, usar la lógica y defender hasta el último minuto la justicia era la idea romántica que yo tenía de las leyes. El ser un ingeniero industrial y mejorar los sistemas, encontrar los errores y los aciertos de un sistema, hacer crecer la producción, trabajar. En fin, todas y cada una de las carreras me encantaban porque tenían algo que a mí me gustaba y que quería hacer y que además era bueno haciendo, así que decidí estudiar Creación y Desarrollo de Empresas, una carrera en la que uno es tan grande como se quiera llegar a ser.

Al tercer semestre de estar estudiando la carrera me uní al grupo estudiantil GETEC, Gente Emprendedora del Tecnológico, donde llegue a ser el coordinador general de eventos en ese semestre y al segundo semestre llegue a la vicepresidencia.

He trabajado en la empresa de mi padre por casi toda mi vida, por lo cual puedo asegurar que sé hacer casi todo, desde contabilidad hasta de obrero. La verdad es que no tengo un gran repertorio acerca de lo que he hecho y de lo que no, pero puedo asegurarle que cuando me enamoro de una idea o proyecto no lo voy a dejar hasta verlo realizado. Para alguien como yo resulta un poco difícil el llegar a pedir trabajo a alguien, porque al final de cuentas, lo que hago no es eso, no es pedir trabajo, es llegar con todo el corazón y el intelecto para hacer de la empresa en la que quiero estar algo mejor. No soy de las personas que llegan solo a llenar un puesto y hacer lo que se les diga. Si hoy le escribo es para decirle que estoy seguro que en la empresa puedo participar, y que juntos se puede llegar a la cima, a lugares que tal vez no se han soñado.

En fin, si usted al leer esto considera que soy una persona con poca experiencia y no decide contratarme, entenderé su posición. Solo quiero que entienda algo, yo no quiero trabajar para usted. Yo quiero trabajar para la empresa, para crecer y hacer crecer porque sus valores son mis valores, y porque tanto la empresa y yo tenemos ganas de comernos al mundo.

viernes, 11 de febrero de 2011

En estos momentos quiero un café. Me encanta tomar el café sin azúcar, sentir su sabor amargo y su olor fuerte impregnado en mi cuerpo. No solo es por la cafeína que lo tomo, es por lo que representa. En verdad disfruto cuando lo tomo. He tomado café con leche, café negro, dulce, amargo, caliente, frio, lo eh bebido con música y algunas veces con la pareja, con la persona que te hace reír. Para mi esta el café de los amigos, que solo se disfruta cuando charlas con los allegados a tu corazón, cuando revives las viejas aventuras de la infancia y de la adolescencia, y ríes hasta más no poder. También está el café de las noches interminables, aquel que café que disfruto cada vez que avanzo en algún trabajo, proyecto, en algún escrito, y el trago entusiasta que le doy cada vez que escribo algo; y aquel trago desesperado cuando me doy cuenta de que lo que acabo de escribir esta mal. Hay un café que sabe a logros, a metas y a sueños realizados. En contraste esta aquel que tomo para llenar el vacío que ha dejado una persona cuando se va para no volver. ¿Alguna vez tomaste un café viendo al sol despertar? Yo si lo he hecho, más de una vez y su sabor matutino es una armonía que no solo te despierta, te dice que un nuevo día está comenzando y con él la oportunidad de hacer las cosas mejor.

Uno de los que más he disfrutado es el café solitario, que solo es acompañado por un buen libro, o los poemas de Neruda y Sabines, o se complementa con los pensamientos (o desvaríos) de mi mente enamorada. Se lo que probablemente estés pensando, dirás tal vez que soy un adicto al café, pero no, soy más un adicto a la vida y todos los momentos que creas en ella. En estos momentos quiero un café.